¿Qué es lo primero en lo que se fija uno cuando entra en una nueva estancia? Aunque sea de forma subconsciente, sin duda los colores y la decoración son responsables de la impresión inicial. Sin embargo, en Ofiprecios sabemos que el interiorismo y la elección de tonalidades no son aspectos meramente decorativos, sino que hay un elemento de ergonomía que puede tener un gran impacto sobre la plantilla. A continuación te damos una serie de claves sobre los efectos psicológicos que puede tener la elección de colores, así como nuestros consejos para seleccionar la decoración que mejor se adapta a tu empresa. ¡Sigue leyendo y descubre más!
Los efectos psicológicos de los distintos colores
Como mencionamos antes, aunque pueda parecer una cuestión superficial, la selección de tonalidades para el entorno de trabajo es una parte esencial de la ergonomía. Según la Nota Técnica de Prevención 242, los colores poseen unos coeficientes de reflexión determinados y provocan distintos efectos psicológicos sobre los trabajadores. Por este motivo es fundamental elegir un color para cada sala acorde al tipo de actividad que se vaya a realizar, a continuación detallamos los distintos efectos psicológicos producidos por varios colores:
- Azul: esta tonalidad da una sensación de distancia de lejanía, y su temperatura es fría. El resultado es un efecto psicológico relajante y de lentitud.
- Verde: también es un color con sensación de lejanía, de temperatura entre fría y neutra con efectos muy relajantes y de reposo.
- Rojo: este color de temperatura caliente da una sensación de distancia de proximidad; como resultado, esta tonalidad tiene efectos muy estimulantes.
- Naranja: este otro color, también de temperatura caliente, da una sensación de gran proximidad y produce un efecto psicológico de inquietud.
- Amarillo: esta tonalidad con sensación de distancia de proximidad y de temperatura muy caliente, tiene un efecto psicológico de actividad.
- Violeta: por último, este color frío da una sensación de proximidad con un efecto psicológico de agitación.
A partir de la información sobre estas tonalidades, se podría resumir diciendo que los colores más estimulantes como el rojo, naranja, amarillo y violeta deberían utilizarse para entornos cuyas tareas pueden resultar monótonas; y colores claros y neutros son más apropiados para oficinas donde se realizan tareas que requieran mucha concentración. Bien es cierto que los colores intensos deberían utilizarse solamente en salas donde los trabajadores no vayan a pasar mucho tiempo, ya que pueden causar fatiga visual a largo plazo.
Nuestros consejos para elegir los colores tu oficina
Tras el apartado anterior, está claro que la elección de colores está ligada estrechamente a la ergonomía, sin embargo, hay otros factores que conviene tener en cuenta desde un punto de vista más estético y de decoración. En primer lugar, es necesario estudiar la luz natural que llega a la estancia, ya que el mismo color puede tener una apariencia y efectos diferentes bajo luz eléctrica. Con la iluminación llegamos al segundo punto: hay que tener en cuenta el tamaño de la estancia. En oficinas de menor tamaño conviene elegir tonos más claros o neutros que dan una sensación de amplitud, mientras que en salas muy grandes se pueden elegir colores más oscuros que le darán mayor calidez.
En tercer lugar, desde el punto de vista corporativo también hay que cuidar la elección de tonalidades. Es habitual que la identidad de la empresa, el logo y otros medios que se utilicen en representación de la misma tengan una paleta definida, por lo que, en la medida de lo posible, es buena idea ceñirse a esos colores para dar una imagen unificada y cohesionada. No hace falta que se pinten todas las paredes según la selección cromática de la empresa, pero sí conviene incluirlos en la decoración de los espacios de trabajo, sobre todo de cara a los clientes o visitantes; sin duda esto les dará una buena primera impresión.
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